Olvidé comentar un detalle acerca de cuando nos dejaron en Tilcara. El copado del guía nos dejó sobre la ruta en la entrada de Tilcara con una valija con ruedas, dos mochilas y muchas cosas en las manos. Y en la entrada a Tilcara las calles son de tierra. Es mas, todas las calles hasta donde estaba la posada eran de tierra. Llegamos exhaustos.
Ahora tocaba lo mismo para irnos. Por suerte la terminal estaba a dos cuadras de la posada.
A las 8.03 llegó el colectivo que nos conduciría al famoso pueblo entre las montañas: Iruya.
Teníamos miedo del colectivo pero al final estaba bastante bien. El camino hacia Iruya una vez que se pasa toda la Quebrada de Humahuaca es impresionante. No hay manera de describir con palabras las sensaciones. Ni siquiera con fotos.
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Camino a Iruya |
Es un camino de curvas y contracurvas , precipicio y paisaje excepcional. Ante cada curva había algo nuevo que ver y aunque fueron mas de 3 horas de viaje para recorrer 116 km valió la pena cuando de repente y sin más, después de una última curva apareció ante nosotros el pueblo de Iruya.
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Iruya |
Parece un pueblo detenido en el tiempo con su arquitectura precolombina y sus empinadas calles empedradas.
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Calles de Iruya |
Todo muy lindo hasta que nos acordamos que estábamos terriblemente cargados y hasta que supimos que el hostel estaba como a 5 cuadras y hacia arriba. A mi me dió taquicardia después de la segunda cuadra y Jo tenía un fastidio que estaba intratable.
Cuando al fin llegamos al hostel Jo no podía hablar de la agitación.
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Hostel |
Nos recibió Victor, el dueño del hostel , que cuando nos vió en ese estado muy amablemenete agarró la valija que era lo mas pesado y nos las llevó hasta el segundo piso, donde estaba nuestra habitación. Estuvimos un rato largo hasta que recuperamos el aliento, nos pusimos ropa mas cómoda y protector solar porque el sol estaba furioso.
Nuestra habitación daba a una terraza común con una vista privilegiada.
Fuimos a recorrer un poco el pueblo y a comer. Para comer nos recomendaron un comedor en donde habría 4 mesas y del tamaño de la cocina de la casa de mis viejos. Comimos genial.
Llegamos a Iruya en un momento particular ya que recién había terminado la Fiesta de la Virgen del Rosario que es como la celebración mas importante del pueblo que hacen una vez al año, asique habían pasado 4 o 5 días de fiesta y emborrachándose.
Con lo cual, vimos todo lo que dejo la fiesta. Entre esas cosas, vimos un grupo de policías del pueblo junto con otros pueblerinos tirando cerveza y serpentinas a un auto estacionado, aparentemente de algún turista. Jo le quiso sacar foto y lo sacaron re cagando y de mala manera.
Ahí tuvimos el primer sentimiento de que a la gente de Iruya aunque viven del turismo, no les gusta el mismo.
Aunque Jo se fastidio un poco por el maltrato, yo no podía dejar de respirar ese aire de paz que emanaba todo el pueblo aun con la seguridad de que Smaug iba a aparecer en cualquier momento.
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Iglesia de Iruya |
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Iruya |
Después de un rato de caminar, y de que a Jo se le vaya un poco el fastidio por el maltrato el sol nos hizo volver al hostel.
Esperamos un rato hasta que el sol dejara de pegar tan fuerte y aprovechamos para descansar y comunicarnos. Creo que el mejor wifi que tuvimos hasta ahora fue el de este hostel.
Jo se encargo de que le consigan un transporte para que nos ayude con la valija el día siguiente que volvíamos.
Cuando el sol bajó hicimos una caminata hasta la cima de un pequeño cerro donde había un mirador con una cruz para sacar unas panorámicas del pueblo.
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Mirador |
En el camino vimos un poco como vive la gente, y como dato de calor encontramos que en muchas casas secan la carne al sol.
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Carne secada al sol |
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Panorámica desde el cerro |
En todos los lugares en donde habíamos estado hasta ahora, el sol calienta fuerte por las tardes pero a la noche baja la temperatura abruptamente. En Iruya no fue tan asi. De todos modos, volvimos ya de noche al Hostel.
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Iruya de noche |
Mientras volvíamos le venia diciendo a Jo que tenia unas ganas tremendas de comer sopa y cuando llegamos, Victor nos dijo que había una cocinera en el hostel (Dora) y que si nos queríamos quedar, ella hacia un único menú vegetariano que constaba de una sopa de calabaza, una tarta de verdura y papines andinos para picar. Sin dudar aceptamos.
No se como hizo la comida pero créanme cuando les digo que fue la sopa y la tarta de verduras mas ricas que comí en mi vida.
Creo que estuvimos todos de acuerdo. Nosotros dos y los otros 3 turistas extranjeros que visitaban el hostel esa noche. Era un francés que no hablaba español, una Americana que hablaba francés, ingles y español y un Holandés que hablaba ingles y español.
Nos quedamos hablando con ellos después de cenar y aprovechamos para practicar el idioma y descubrir que aunque no podemos armar una frase a ellos les entendíamos perfecto.
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Estrellas en Iruya |
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